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La propuesta de Joe Biden, presidente de Estados Unidos, mediante la cual, contempla un incentivo al consumidor de hasta 12 mil 500 dólares para adquirir vehículos eléctricos último modelo para reemplazar a los que funcionan con motores de combustión interna podría sacudir a las ensambladoras que operan en ocho estados del territorio mexicano.
El mandatario pretende fortalecer a la industria de su país en detrimento de otros grandes fabricantes de vehículos como China, Japón, Francia, Alemania, España, India, México, Canadá, Corea del Sur y Brasil.
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Tan solo en la nación azteca existen 26 fábricas de vehículos ligeros y motores distribuidos en 14 estados, de los cuales nueve serían afectados: Guanajuato, Aguascalientes, San Luis Potosí, Morelos, Coahuila, Puebla, Sonora, Estado de México y Baja California.
Guanajuato encabeza la lista ya que en dicha entidad operan seis ensambladoras: GM, en Silao; Honda, en Celaya; Toyota, en Apaseo el Grande; Mazda, en Salamanca; Ford, en Irapuato; y Volkswagen, en Guanajuato.
Aguascalientes sería el segundo estado más goleado, ya que las dos plantas de Nissan, así como la de Infiniti y la de Mercedes-Benz prácticamente quedarían relegadas de los compradores de vehículos estadounidenses.
San Luis Potosí y armadoras de GM y BMW también sufrirían una baja sensible en su producción derivada de los incentivos.
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En Morelos se haría necesario reprogramar los proyectos de la armadora Nissan, donde por cierto una línea de las dos con que contaba cerró para trasladarse a Aguascalientes.
En Coahuila, varias fuentes de trabajo estarían en riesgo en las fábricas de Stellantis, en Saltillo; y de GM, en Ramos Arizpe.
Con respecto a Puebla, la sacudida sería para la planta de Volkswagen, y para la de Audi establecida en San José Chiapa.
El golpe para la economía de Sonora surgiría de la planta de Ford, en Hermosillo.
En cuanto al Estado de México, tres plantas reducirían sus volúmenes de producción: Ford, en Cuautitlán; y GM junto con Stellantis, en Toluca.
Finalmente, en Baja California, la planta construida por Toyota en Tecate sería otra de las obligadas a exportar sus productos con un destino distinto a Norteamérica.
Cabe señalar que esto solo sería la punta del Iceberg, ya que debajo de las OMEs estarían miles de empresas mexicanas que figuran como autopartistas y proveedoras.
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